Enfermedad pulmonar
Muchos pacientes con insuficiencia cardíaca también padecen enfermedades pulmonares. Las enfermedades pulmonares y la insuficiencia cardíaca pueden empeorar los síntomas diarios, en particular la dificultad para respirar y la fatiga. El término médico para referirse a la dificultad para respirar es disnea. Las enfermedades pulmonares más frecuentes son la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), el enfisema y el asma. Los pacientes también pueden tener trastornos respiratorios del sueño, cáncer de pulmón o fibrosis pulmonar.
La enfermedad pulmonar generalmente tiene una causa específica. Fumar puede provocar enfermedad pulmonar obstructiva crónica, asma, enfisema o cáncer de pulmón. Las alergias pueden ser causas estacionales de enfermedad pulmonar. Estas afecciones causan dificultad para respirar, tos, fatiga y reducen la capacidad para hacer ejercicio. Las pruebas de diagnóstico utilizadas habitualmente para detectar enfermedades pulmonares son las radiografías de tórax y las pruebas de función pulmonar (espirometría). La insuficiencia cardíaca también puede presentarse con derrame pleural, que es líquido que se acumula alrededor del pulmón que causa o empeora la dificultad para respirar.
Si tiene insuficiencia cardíaca y le han diagnosticado una enfermedad pulmonar, deberá seguir recomendaciones y tratamientos específicos para lograr un control óptimo de su patología. La primera medida y la más importante es dejar de fumar. Además, la medicación ayuda principalmente a controlar los síntomas y consiste en fármacos inhalados (broncodilatadores, corticosteroides) que generalmente tienen pocos efectos secundarios y se pueden usar junto con la medicación para la insuficiencia cardíaca. También es importante vacunarse regularmente contra la gripe (estacional), la neumonía neumocócica (cada 5 años) y, desde 2020, también contra el nuevo coronavirus SARS-CoV-2.
La enfermedad pulmonar afecta al intercambio de gases. Como resultado, no se transfiere suficiente oxígeno de los pulmones a la sangre y luego, a través del torrente sanguíneo, a los órganos; esta afección se denomina hipoxia. El corazón tratará de compensarlo trabajando más para satisfacer la demanda de oxígeno de los órganos. Si esto es insuficiente, algunos pacientes deberán recibir oxigenoterapia a largo plazo en casa. Al tener una enfermedad pulmonar avanzada, los pacientes no pueden eliminar suficiente dióxido de carbono, lo que empeora aún más los síntomas de fatiga e intolerancia al ejercicio físico.
La EPOC es un importante factor de riesgo de insuficiencia cardíaca, siendo principalmente el ventrículo izquierdo el que muestra una función reducida. En los pacientes con enfermedad pulmonar e insuficiencia cardíaca, el lado derecho del corazón, que bombea sangre a los pulmones, también se ve afectado por el mayor esfuerzo necesario para empujar la sangre a través de los pulmones. Los pacientes pueden desarrollar una insuficiencia cardíaca en el lado derecho que quizás no empeore la dificultad para respirar, pero que puede causar congestión en las venas acompañada de una acumulación de líquidos e hinchazón en las piernas y el abdomen. Esta acumulación de líquidos se llama edema, que también es un síntoma habitual de la insuficiencia cardíaca. La insuficiencia cardíaca aislada del lado derecho es muy poco frecuente (<1 %).
Los pacientes con insuficiencia cardíaca y enfermedad pulmonar presentan síntomas similares. La congestión pulmonar debida a la insuficiencia cardíaca empeora los síntomas en pacientes con enfermedad pulmonar coexistente y puede causar obstrucción adicional, según lo evaluado mediante espirometría. En la EPOC hay obstrucción dentro de los bronquiolos, que son los pequeños conductos de aire de los pulmones. En la insuficiencia cardíaca, el líquido se acumula en el exterior de los bronquiolos en los pulmones. Por lo tanto, es esencial asegurarse de que se detecta la insuficiencia cardíaca en pacientes con enfermedad pulmonar y viceversa. Hable sobre sus síntomas con su médico de atención primaria o enfermero/a.
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